Hasta el día que Llueva

Por José Zumárraga
1 Reyes 17:14: Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.
Recuerdo que hace algún tiempo durante un congreso regional de Jóvenes, en la iglesia a la que asistíamos, que era la encargada de ser la anfitriona del congreso, había contratado un servicio para proporcionarles comida a más de 500 jóvenes de toda la república. Por cuestiones que no vale la pena mencionar, nos quedamos sin poder usar dicho servicio a medio congreso. Los hermanos de la iglesia tuvieron que entrarle al quite, ya que nos tuvimos que hacer cargo de preparar, servir y lavar los alimentos para todos estos jóvenes, pero fue algo hermoso ver el espíritu y el poder de Dios obrando y supliendo las necesidades. Y logramos terminar bien ese congreso.
En la mañana venia meditando sobre el pasaje que se halla en 1 reyes 17:7-14. Muchas veces había leído este pasaje pero siempre me había enfocado en el profeta Elías y no le había prestado atención a la viuda.
Le preguntaba al Señor, que es lo que el estaba tratando con la viuda. Cuando el Hace algo o nos lleva a alguna situación en particular, es porque el desea tratar algo con nuestro carácter. Dios no solo deseaba sustentar a Elías y a la viuda, sino que también estaba tratando algo con el carácter de Ambos.
Me llamo la atención las palabras que Elías le dirige a la viuda:
13. Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo.
Inmediatamente al leer este pasaje vino a mi mente la palabra “prioridad”.
En Word reference hallamos una definición de prioridad:
Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:
Prioridad
- f. Anterioridad en orden o en el tiempo de una cosa respecto de otra:
su vida privada tiene prioridad absoluta.
- Precedencia o superioridad de una cosa respecto de otra:
el organigrama establece la prioridad de los componentes.
En definición.org da otra definición muy interesante:
Elemento cualitativo que determina la máxima preferencia; se utiliza en planeación o programación para señalar lo que tiene mayor importancia y que por consiguiente requiere de mayor atención.
En la vida no aplica la máxima matemática que dice “el orden de los factores no altera el producto”. En la vida si es importante que va primero y a que se le dedica mayor atención.
Algo que pasa muy normalmente es que definamos mal las prioridades de nuestra vida. Pero esto ocurre muy especialmente cuando Tenemos una época de Gran Necesidad. Cuando hay gran necesidad corremos el riesgo de que nuestra pirámide de prioridades se revuelva en orden.
Casi todos sabemos que existe en orden de prioridades que va más o menos así:
1.-Dios
2.-La esposa (y Uno mismo, ya que amamos al prójimo como a uno mismo)
3.-Los hijos
4.-Trabajo
5.-Todo lo demás.
Sin embargo, cuando pasamos por Una gran necesidad, este orden se puede invertir sin que nos demos cuenta, buscando suplir esa necesidad.
En el caso de la viuda, Yo no se si era Judía o no, pero me di cuenta que a causa de la necesidad que la viuda y su hijo tenían, habían dejado de estar centrados en Dios. Habían Vuelto su atención hacia si mismos y su necesidad y habían dejado de estar centrados en Dios.
Cuando nosotros pasamos por una época de gran necesidad, nos pasa lo mismo, dejamos de centrarnos en Dios, para centrarnos en resolver esa necesidad, y No es que Dios no la quiera o vaya a resolver!. Pero para que el pueda resolver esa necesidad necesita que estemos centrados en Él y no en nosotros.
Una persona muy sabia le dijo a alguien que buscaba la sanidad de su enfermedad: “no busques la sanidad, busca al sanador y la sanidad vendrá por añadidura”.
Dios quería suplir la necesidad de la viuda, pero para hacerlo, tenia que lograr que ella le volviera a dar el primer lugar a Dios en su vida.
El Aceite no escaseara.
Otra cosa que me llamo la atención es la forma en que se da este milagro. Si lo comparamos con el milagro de Eliseo es que aquí no se multiplico en abundancia el aceita y la harina, es decir, no sobro. Sencillamente no hizo falta.
Este pasaje siempre me ha fascinado:
7. Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera:
8. Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas;
Mantenme del pan necesario;
9. No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.
Proverbios 30:7-9.
Me fascina porque el autor se daba cuenta de la necesidad de depender de Dios en todo momento.
Hay dos épocas en nuestra vida: Las épocas de Lluvia, que son las etapas de Gran bendición en todas las áreas, económica, física y espiritual. Y hay las épocas de sequia, que es cuando no hay esa abundancia. Ambas son necesarias para el crecimiento espiritual. El corazón y el carácter del hombre se Prueba tanto en la época de Lluvia como en la época de sequia. Tu corazón debe permanecer fiel a Dios en ambas épocas. El famoso pasaje se todo lo puedo en Cristo que me fortalece no se refiere a que podemos hacer lo que se nos pegue la gana por que Cristo nos respalda, sino se refiere a que en Cristo podemos tener el carácter para permanecer fieles tanto en las épocas de lluvia como en las de sequia:
11. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
12. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
13. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Filipenses 4:11-13.
Dale gracias a Dios por las épocas de sequia. Su promesa es que no escaseara. A la viuda se le dijo “No tengas temor”. Tal vez si estas en una época de sequia, Dios esta buscando un reacomodo de tus prioridades, pero su promesa es que no escaseara la provisión.
Te regalo una promesa de Dios para ti:
1. Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.
2. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
3. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.
4. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.
Recíbela y se bendecido en esta mañana.
José
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